Muy frecuentemente, tras escuchar el atribulado relato de un cliente que ha comprado un piso, suelo preguntarle si ello representaba una gran ilusión en su vida y un extraordinario esfuerzo económico.

Naturalmente, la respuesta es afirmativa. Tras ello viene la segunda pregunta: ¿Cómo es que siendo esa compra tan importante para Ud. no tuvo la precaución de acudir previamente a un abogado?, y seguidamente le hago  una consideración: Le habría representado un pequeño gasto adicional, pero probablemente no se habría encontrado con el problema que tiene ahora.

Practicamente lo mismo podría decirse de cualquier otra negociación, como encargar o aceptar un trabajo, realizar una obra, alquilar un piso, etc…, operaciones todas en las que el contratante pone en riesgo sus intereses económicos, y a veces hasta su total patrimonio.